Un par de flores secas continúan marchitándose debajo de la cama. La foto que pensé que aún existía ya no está. La oscuridad del día no se convierte en luz y menos lo hará de la mano del frenetismo citadino. Ay, María, adónde harás lugar para enterrarme. ¿En qué sonrisa me reflejaré por unos segundos para después hacerme polvo? El muro que construimos es derribado por las voces determinantes, heroicas en su búsqueda de sangre. ¡Victoria, victoria! Cuando llegue el momento el desfile visual se hará cargo de acorralarme. Calma, calma, la tradición fijará en mí lo que a todos.
3 dic 2009
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