24 mar 2008

Fruit tree

Tantas cosas se han escrito ya sobre Nick Drake. Tantas, tantas, tantas mejores que ésta. Recopilaciones sobre su vida, datos biográficos impecables, principios de rastros por donde pasaba el universo Nick, fotos blanco y negro que lo dicen todo de un individuo alto, triste y hermoso. Pero es inevitable. Ya una vez escribí sobre él, al llegar de una plaza, pensando en que lo había visto, o eso creí, seguramente era alguien, si no parecido, de mismas características, y ahí creí yo verlo y me encanté y vine y escribí unas lineas sobre cómo él puede presentarse ante uno y en qué casos. Y ahora él también está, después de un fin de semana agitado, de mucho alcohol, de mucho sedentarismo, de mucho asiento y culo y silla y no levantarse y sí, compartir con amigos horas y horas y ya no saber de qué hablar o de qué reírse, aunque el humor sigue afilándose con el correr de las horas y siempre, pero siempre, aun en el cansancio, sorprende. Y ahí está Nick para venir a las ocho en punto de la noche del lunes a decirme acá estoy escuchame y quedate tranquilo. Ahí está su universo y también sus verdades: I saw it written and I saw it say / Pink moon is on its way / And none of you stand so tall / Pink moon gonna get you all / It’s a Pink moon / It’s a pink pink pink pink, pink moon.

Y el final. El último moon. Voz suave y acaremalada en un cuarto oscuro con vista al bosque después de fumar hash. O quizá después de escuchar Another Side of Bob Dylan. O después de leer una novela de Dickens.

1 comentario:

Carlos Horacio dijo...

Acabo de fumarme uno, ponerme a escuchar a Drake y entrar a tu blog.

Buen feeling. Ahora sé lo que se siente.

Saludos.