22 nov 2007

Aguaviva



Trotar sobre la comisura
del mar no es una buena idea.
Pensé en nosotros:
nos imaginé al borde del agua
sufriendo y sonriendo. Por lo tanto:
cachetadas de viento seco –el lugar que
un poeta llamó Tierranada. Y para qué,
para qué, me dijo alguien, si después,
a los restos, se los lleva el aire.
El mar no es otra cosa sino
escape natural para los susurros
del tiempo desperdiciado y bastardeado
por la intervención humana.
Nosotros somos ingenuos y queremos
abarcar el océano. Quizá también
podamos gritar y por fin nadie
escuchará. Eso sí: estará presente
aquél que grita bajito.
Es inevitable: él siempre tendrá
presente que alguien, alguien más,
se aparece y resiste. Lo más importante:
por primera vez, no cuidar mi espalda.

1 comentario:

marciano dijo...

Nosotros somos ingenuos y queremos abarcar el océano. Quizás también
podamos abrazarnos
y por fin se escuchará
la buena idea
de trotar al borde del agua
sufriendo y sonriendo.