16 nov 2007

Hay un librero que me llama la atención. Tiene una barba desprolija, no mide más de un metro sesenta y cinco y casi siempre está con el mismo pulóver. Una vez por semana voy a lo de mi amigo Ariel. Casi siempre es para cenar; su casa queda a veinte cuadras y en el camino hay una librería chiquita y muy linda en la que nunca hay nadie y siempre la encontré abierta –aun pasadas las nueve de la noche. El librero siempre está sentado en su escritorio; lo que descubrí hace poco es que nunca lee ni hace otra cosa. No debe hacer nada sino pensar. Siempre está quieto. Yo siempre que paso, entro. Nunca le compré nada. Las últimas cinco veces el diálogo no fue otro sino hola, qué tal, miro un poco. Sí, no hay problema, fue su respuesta de siempre. No tengo otro registro de su voz ni otras palabras y menos que menos una expresión diferente cargada en mi estrecha base de datos mental. Ayer fue la última vez que lo vi y me surgieron unas ganas irrefrenables de preguntarle algo o qué hace o por qué no lee o por qué tiene esa cara. Me acerqué, lo miré un poco y no levantaba la vista. De pronto la levantó. ¿Andás buscando algo?, me dijo, y yo sonreí por lo bajo porque por fin había escuchado otras palabras de él. Qué tonto que soy, mirá en las cosas que me preocupo, atiné a pensar. Pero no, no me animé a preguntarle nada y para escapar sólo le dije que andaba buscando algo de Fogwill, de poemas, que sólo había leído Canción de Paz y tenía ganas de algún otro. No tengo poesía de Fogwill, me dijo, y agachó de nuevo la cabeza. Le contesté creo que “okay”, seguí mirando un poco y me fui sin saludar. No creo que la próxima vez que pase por ahí entre, pero no lo sé, aún es viernes.

11 comentarios:

Mari Pops dijo...

me lo imagine perfectamente, y le aseguro que volvera a entrar. Ahi , en esa historia, ficticia o real, tiene que haber una sorpresa .
Cuentenosla, Maestronardi!
Mary

Anónimo dijo...

Vuelva a entrar pero disfrazado.

Mastronardi dijo...

Veré la semana que viene...

Anónimo dijo...

Mastro, su blog se podría llamar "Historias mínimas", no?

Anónimo dijo...

ay mastronardi, choibo, sebastian dario, belano...
qué ternura

lombriza dijo...

Uy, los personajes! que lindo! me encanta poder leer las observaciones de otras personas. Escribo cientos de descripciones mientras camino. En general quedan ahí.
Felicidades, exposición magistral.

Mari Pops dijo...

Y.... volvio o no??

Mary

Mastronardi dijo...

¡No volví, Mary!

Ya volveré. Y será ceremonia.

Anónimo dijo...

segui segui segui que este merece continuar!!!
los otros no.....

Mastronardi dijo...

Y bueno, bichito de luz.

Por más que sea consciente de que el nombre y título de éste blog es de lo peor... Por algo lo puse. Por más que sea ridículo. Registros de una vida limitada. No espero que las cosas tengan un final sorprendente ni una desenvoltura maravillosa. No espero muchas cosas, de mí ni de nadie; así que bueno, si continúo éste, como obligás (acá me las doy de canchero), o continúo algún otro o no sigo con ninguno, no sé, se lo atribuyo, lo estampo y lo excuso directo al nombre del blog: un simple alegato paranóico -desde el mero comienzo.
Quizá estoy escribiendo cualquiera. No lo sé; sí sé que hoy es un día bastante malo para mí y que tengo hambre (me siento flaco, en los huesos).

Estrella dijo...

Pues para mi día, también malo, estuvo muy bien está historia mínima. Si la curiosidad se apaga, entonces me preocupo.
Buen fin de semana!